Así que ahí estamos, caminando por Polanco, yo imaginando un tablero de acrílico impecable, casi casi con una estampita de esas con las que vienen los celulares y ipods en las pantallas para que no se rayen al principio, con red de cadena, un aro ni muy tenso, ni muy flojo a una altura en la que la podemos clavar, no muy fácil pero que sí armo un 360. Realmente pensando que el shock va a ser tal que no me voy a atrever a ensuciarlo con un balón de basket y tendríamos que jugar como Leon entrenando en la de Above The Rim. sa-bo-reán-do-lo. Y después de vueltas y vueltas porque no se acordaba bien, llegamos a esta canasta creada a mano por los dioses:
Otra decepción más a mi lista. Va muy arriba junto a la del restaurante Tetas, como 317 mujeres que me dieron el sí para inmediatamente después darme el no y mi sueño de ser el primer mexicano en la NBA. Y honestamente no entiendo qué pasó. Lo dijo tan serio, no de broma, en realidad había encontrado la mejor canasta del DF. Conclusiones a las que llegamos: a) estaba drogado. b) perdió la vista por 5 mins. e imaginó todo. c) estaba drogadísimo. d) me odia.
Gracias Janos, gracias por hacer de mi vida una más triste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario